Para muchas personas, sigue siendo un misterio por qué puede ser beneficioso iniciar una psicoterapia. La idea de buscar ayuda de un desconocido resulta ofensiva, molesta, o al menos, innecesaria. Cada tanto escucho frases como “no creo en la psicología”, “no es para mí” o la ya clásica “la psicología es para los locos”. Aunque pueda parecer extraño, estas ideas siguen muy vigentes. Parte de lo que las sostiene es el temor a encontrarse con alguien que, según el mito, sabrá lo que hay “adentro” de la mente de uno, lo cual resulta bastante terrorífico para cualquiera. Otra parte de estos prejuicios se basan en no comprender qué sucede en una psicoterapia. Por eso, es importante repasar algunos aspectos básicos de lo que hace importante y beneficiosa a la psicoterapia:
1 Espacio sin juicio: Vivimos en un mundo lleno de miradas y opiniones diversas. Crecemos con muchas de ellas, en especial las de nuestra familia y de personas cercanas, marcando nuestra vida y nuestras decisiones. La opinión del afuera nos influye y llega a hacer imposible saber qué es lo que haríamos si estuviéramos libres de juicio. En la psicoterapia se busca escuchar al paciente, para que, antes que nada, pueda mostrarse como es. Incluso en un ambiente así, a las personas les cuesta mucho generar la sensación de no ser juzgado
2 Sentir: Todos sabemos que las personas no quieren sufrir. Pero si hay algo fundamental que ha descubierto la psicología moderna son las diversas maneras de evadir, postergar y anestesiar el sufrimiento que utilizan las personas. Saben que algo les pasa, que hay un malestar, pero el inconsciente ha hecho tanto para alejarse de ese sufrimiento, que no saben ni siquiera que es eso que sienten. Muchas veces, es solo en el espacio terapéutico donde se puede tener la compañía, el tiempo y la calma necesarios para dar lugar a que vayan apareciendo esos sentimientos negados, y se pueda identificar qué los está provocando.
3 Comprometerse: La razón por la cual una psicoterapia tiene una frecuencia al menos semanal es porque esta es la forma de tener un contacto periódico con eso que está sucediendo en la vida. Si se quiere mejorar el estado físico, se debe entrenar cotidianamente, y si se quiere mejorar la salud mental, se debe hacer un compromiso constante con ese ejercicio de hablar de lo que está pasando, de actuar para generar soluciones y de registrar los avances que se van dando.
4 Pensar, organizar: El dolor y la angustia generan bloqueos. Uno de ellos es el de la capacidad de pensar libremente. Cuando se llega a una terapia, generalmente se ha contado a sí mismo y a los demás una única versión del problema, una versión en la cual no aparecen salidas posibles. El poder pensar más allá de esa versión única, es fundamental para abrir el panorama. Cuando se empiezan a analizar, junto al terapeuta, distintas formas de ver lo que está sucediendo, se descubre el encierro en el que estaba la capacidad de pensar. Así pueden diferenciarse problemas de distinto tipo y nivel, los cuales deben abordarse por separado. Está organización de la situación es de por si algo sanador.
5 Soluciones no pensadas: Como resultado de todo lo anterior, empiezan a aparecer, muchas veces por si solas, esas soluciones novedosas. Porque con mayor conciencia de la historia de lo que ha ido pasando, de lo que eso hace sentir, de otras formas de considerar la situación, de cómo se ha evitado enfrentarla, diversas soluciones surgen del paciente, porque actuar para sentirse mejor se vuelve casi una urgencia, una vez que las cosas se van aclarando. Y mediante el proceso de la psicoterapia se pueden ensayar esas soluciones, evaluar sus resultados, y modificarlas progresivamente.