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Foto del escritorLic. Matías Martín

Una inteligencia interior

La mente humana es compleja y misteriosa. Hay distintos aspectos en ella, contradictorios, que hacen difícil el comprenderla, y el comprenderse a sí mismo para cada persona. La clásica caracterización de Freud de Yo, ello y superyó, describió tres de estos aspectos. Ello (lo instintivo, primitivo), Yo (La parte que se encarga de lidiar con la realidad), y Superyó (mandatos y exigencias del ambiente incorporadas como propias), ayudando a comprender lo desconcertante de la enfermedad metal.

Esta mente genera síntomas (dolencias corporales, miedos irracionales, estados de ansiedad), que, se ha comprendido, denuncian alguna de esas contradicciones internas que necesitan resolución. Ahí tenemos una primera prueba de esta inteligencia operando. Estos síntomas son una alarma con un significado, que al ser comprendido, ayuda en el proceso de curación. Un ejemplo sencillo de esto son los dolores de espalda, parte del cuerpo que suele acumular la tensión, no solo física sino también psíquica. Una persona cargada con problemas, responsabilidades, conflictos familiares, suele tener este tipo de dolores, de una espalda que esta “cargando” demasiado peso, y debe actuar para aliviarlo antes de que genere problemas aún más graves.

Esta inteligencia de la que hablo suele impulsar al sujeto hacia una mayor libertad, hacia una vida más conectada con sus deseos, talentos, valores profundos, en contra de mandatos de la sociedad o problemáticas familiares en las que queda atrapada la persona y que solo sirven para limitarlo y generar sufrimiento. Los sueños son una de las muestras más poderosas de esta inteligencia. Estas historias que muchas veces no son comprensibles a primera vista, contienen mensajes que hablan del conflicto que atraviesa la persona, no pocas veces ofreciendo soluciones. A veces estos sueños pueden manifestar la agresividad que no se manifiesta en la vida cotidiana o mostrar a la persona en esa situación en la que quiere verse.

El proceso terapéutico tiene que ver con conectarse con esta inteligencia, con descubrirla en medio de la confusión en que se ha sumergido la vida. Muchas veces esta inteligencia crea soluciones. Tras tratar un problema con un paciente durante mucho tiempo, un día este viene y dice “tomé una decisión”. Y esa decisión puede tomar muchas formas, a veces inesperadas tanto para la persona como para el psicólogo que ha estado trabajando con él. Pero invariablemente implica un cambio, sea grande o pequeño, muy significativo para la vida. Dejar una relación o atreverse a empezarla, una mudanza, un cambio laboral, empezar una actividad nueva, etc. Pero siempre esta decisión, que ha sido procesada en el tiempo por esta inteligencia interna sin que la persona este del todo consciente de ella, apunta al cambio, al crecimiento.

La confianza en esta decisión proviene, justamente, de que no ha sido algo “aconsejado” por nadie en particular, sino de esa inteligencia que todo ser humano tiene, y que parece mas bien ser bloqueada y silenciada por una sociedad y un contexto que no la reconoce por no poder comprenderla.


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